El Mal es Compatible con Dios

El Dilema Eterno de la Fe

​Es la pregunta que ha atormentado a creyentes y no creyentes durante milenios: si Dios es omnipotente, amoroso y justo, ¿por qué existe el sufrimiento y la maldad en el mundo? Este dilema, conocido en teología como la Teodicea, no es una prueba de la ausencia de Dios, sino un profundo misterio sobre Su propósito.

​Recientemente, un video exploró la idea de que el mal, lejos de ser un error, podría ser un componente utilizado dentro del plan divino. Ahondemos en esta perspectiva que nos obliga a mirar más allá de nuestra comodidad y a profundizar en la fe, recurriendo a las respuestas ofrecidas por las grandes tradiciones cristianas, tanto católicas como protestantes.

RECUERDA QUE DIOS ES LA REALIDAD QUE DEBEMOS BUSCAR PARA DISFRUTAR LA VIDA DE DIOS 

Video Explicativo


1. El Origen del Mal: La Carga del Libre Albedrío

​La primera respuesta unánime del cristianismo al problema del mal se encuentra en la libertad humana.

​El video acierta al señalar que si somos libres, la posibilidad de elegir el mal es intrínseca a esa libertad. Dios no nos hizo robots programados para hacer el bien; nos hizo seres con capacidad de elección moral.

​La Perspectiva Teológica:

​Mal Moral: Es el resultado directo de la elección libre de la humanidad (el pecado). Desde la perspectiva de San Agustín, el mal no es una sustancia creada por Dios, sino una privación del bien; una ausencia o distorsión de lo que debería ser. El mal moral entró al mundo a través del evento del Pecado Original (La Caída), creando una naturaleza "caída" en la humanidad, como se menciona en el mismo video.

​Mal Natural: Se refiere al sufrimiento no causado directamente por una acción humana (enfermedades, desastres). La mayoría de los teólogos cristianos lo ven como una consecuencia indirecta de la ruptura cósmica causada por el Pecado Original, que afectó no solo a la humanidad sino a toda la creación.

2. El Propósito Terapéutico: La "Forja del Alma"

​Aquí es donde la idea de que la adversidad tiene un propósito se vuelve central, un punto brillantemente destacado en el análisis del video. La maldad que padecemos o presenciamos se convierte, paradójicamente, en una herramienta de crecimiento.

​La Perspectiva Teológica:

​En el protestantismo, y en particular, se habla de la Teodicea Irenaea (en referencia a Ireneo de Lyon), o la "Teodicea de la Forja del Alma".

​Perfección del Carácter: Si no existiera el peligro, no sabríamos lo que es la valentía. Si no existiera la necesidad, no podríamos ejercitar la bondad o la compasión. El sufrimiento, como lo afirmó el apóstol Pablo, produce paciencia, carácter probado y esperanza (Romanos 5:3-5). La adversidad nos "moldea" para desarrollar las virtudes que glorifican a Dios.

​Aprecio por lo Eterno: El dolor, la enfermedad y las debilidades (como las que experimentó San Pablo y se citan en el video) nos recuerdan la fragilidad de esta vida temporal. Al desear la liberación de esa maldad y al no encontrar satisfacción plena en las comodidades terrenales, somos impulsados a buscar y a valorar lo único que es inmutable: el amor y la vida eterna en Dios.

​3. Dios como Soberano: Permisión, No Autoría

​El concepto más desafiante del video es la idea de que Dios utiliza el mal, e incluso al diablo, como un "instrumento" en Su plan. Esto toca el concepto de la Soberanía Divina.

​La Perspectiva Teológica:

​Es crucial distinguir entre la Voluntad Activa y la Voluntad Permisiva de Dios:

​Voluntad Activa (o Decretiva): Lo que Dios desea y causa directamente.

​Voluntad Permisiva: Lo que Dios no desea, pero permite que suceda, a menudo para un bien mayor que solo Él conoce.

​Ni la teología católica ni la protestante enseñan que Dios es el autor del mal. En cambio, enseñan que Él es tan infinitamente sabio y poderoso que puede subordinar y utilizar incluso las peores acciones del mal y las decisiones pecaminosas humanas para cumplir Sus fines justos.

​En este sentido, el mal es un factor que opera bajo la supervisión de Dios. Él no lo causa, pero establece límites para su acción y lo integra en Su narrativa redentora.

La Respuesta Definitiva Está en la Cruz

​La pregunta sobre por qué Dios permite el mal no encuentra una respuesta totalmente satisfactoria en la lógica humana. Sin embargo, el cristianismo afirma que la respuesta más profunda no es filosófica, sino personal y redentora: Jesucristo.

​Dios no solo observó el sufrimiento, sino que entró en él al hacerse hombre y experimentar la maldad hasta la muerte en la Cruz.

​La Cruz es el máximo acto de maldad humana y el máximo acto de amor divino.

​En la Resurrección, el mal (el pecado y la muerte) es vencido.

​Para el creyente, la esperanza no radica en una explicación perfecta de por qué existe el mal, sino en la certeza de que el mal no tendrá la última palabra. El sufrimiento de esta vida es momentáneo y es una puerta que nos moldea para apreciar la vida eterna.

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